Lluvia de dedos

Corazón tan blanco
que te me hieren
como a un petalo de rosa,
que se te llevan por calles húmedas
de recuerdos borrosos,
que te abandonan en tardes frias
detrás de súbitos ojos.

Corazón tan blanco,
que yerras en tus sueños,
caminas por blandas noches,
y dejas tu olor a pan caliente
en incontables almohadas.

Corazón tan blanco
cubierto de una piel
de infinitos matices,
formado por simétricos volúmenes
de vaporoso tacto
y acompasado palpitar.

Corazón tan blanco
que todo quisiste serlo,
agua que fluye y lago de paz,
estrellla en la noche
y sueño de mar.

Corazón tan blanco
sigue, y no vuelvas
nunca a mirar atrás.