Historia de una escalera

Me desbaratas en mi camino
cada vez que con ese juego
te cruzas con esa actitud
siempre ascendente, tan tuya.

Entonces intento construir
mano a mano muros herméticos
con los que contener el punto equidistante
en que nuestros ojos coínciden.

Pero tu sigues siempre en movimiento
sin tan siquiera reparar en los meridianos.

Desgraciadamente el destino
reservó para nuestros encuentros
el descenso de los momentos impares...

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