Tanta luz...

Ahora quiero contarte
cómo los barrotes de mi jaula
parecian estar hechos de nubes
al roce de tus manos
y como el telón de niebla ante mis ojos
se desvaneció, aunque brevemente, para revelar arcoiris.

No tenía frio por dentro...
Por primera vez, no tenía frío por dentro.
Oí el sonido de mi propia risa,
y me sorprendí porque aún puedo reir.
Esa noche, el sueño vino a mi dulcemente,
suave como un suspiro cayó sobre mis párpados,
y conocí la ternura.

Mis sueños estaban llenos de verde
y amarillos y azules, y de gritos lejanos de gaviotas
y de tantas puestas de sol...
Me desperté y mi rostro estaba bañado en lágrimas.
No me preguntes porqué, no lo sabría.
Quizá porque mis ojos, como el resto de mi cuerpo
no estén acostumbrados a tanta luz...

Comentarios

  1. Ehhh princesa del verso!jaj Enormísimo, me has ganado del-TÓ-ya con éste poema, lo lees con la misma naturalidad con la que te sientes identificado. Especialmente éste párrafo:

    "No tenía frio por dentro...
    Por primera vez, no tenía frío por dentro.
    Oí el sonido de mi propia risa,
    y me sorprendí porque aún puedo reir.
    Esa noche, el sueño vino a mi dulcemente,
    suave como un suspiro cayó sobre mis párpados,
    y conocí la ternura"

    Pff...

    Un besazo

    ResponderEliminar
  2. Gracias,!!Tu a mi me tienes ganada desde siempre :), de hecho sigo enamorada de ese verso.. ;).
    Me alegra saber que te sientes identificado sobre todo porque en ese preciso momento sentirias una felicidad extrema... un besazo enorme.

    ResponderEliminar
  3. Extrema no, lo siguiente ;)Otro para tí, enamórate cuanto quieras que para eso está!jaj Un besazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares