El fantasma

Estoy mirando absorta lo ojos del fantasma otra vez,
y me pide que le siga por los inquietantes caminos del tiempo.

Con un gesto suyo me desarma y me conmueve,
pero no puedo sostener su mirada.
Y caigo en el abismo de sus ojos sin fondo,
y me pierdo en la oscuridad de sus ojos sin luz.

Su piel de nieve intangible congela mi alma,
y soy como agua por dentro.
Pero sus manos frias acarician mi rostro,
su pelo roza mi mejilla,
y me siento viva y muerta a un tiempo.

Su aliento me revive,
y él lo sabe y vuelve a mi cada noche
para hacerme probar el sabor de su boca de sangre,
y hacerme beber las lágrimas de sus ojos de tierra,
y hacerme sentir las tinieblas que yacen tras las tardes de sol,
hasta que tengo miedo...
miedo de no volver a verle.

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